Los perros, los mejores amigos del hombre, son animales sociables, cariñosos y muy fieles a su familia de humanos. Pero no todo lo que hacen los humanos les gusta. Muchas veces porque no lo entienden, ya que ellos tienen su propia forma de comunicarse. ¿Qué odian los perros?

Algunas de lo que las personas consideran amable o cariñosas, para ellos pueden ser confusas o desagradables, e incluso pueden entenderlas como un reto. Conozca algunas de ellas.

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Que no existan reglas, los desconcierta.

Los perros necesitan orden para poder vivir tranquilos y relajados. También para trabajar sus capacidades cognitivas correctamente. Si el humano es desordenado y no tiene normas, el perro que conviva en ese hogar, se volverá un animal desobediente, nervioso e incluso destructivo con los objetos de la casa.

Los perros son animales de costumbres y les gusta comer, cenar y hacer sus paseos siguiendo una misma rutina. Comen a la misma hora todos los días, al igual que hacer sus necesidades fisiológicas. Por lo tanto, llevar una vida sin reglas no les gustará. Necesitan llevar un orden y sentirse protegidos.

Contacto visual

A la mayoría de los perros, no les gusta que los miren a los ojos. Su amo o miembros de la familia consideran una mirada fija, como complicidad para su perro. Sin embargo, para el perro puede significar reto y amenaza. Es posible que no le guste y se ponga nervioso.

La mascota, no es capaz de entender que se trata de una mirada cariñosa y de orgullo. Cuando conozca perfectamente su forma de comunicarte como ser humano y le tenga confianza y fidelidad, cambiará su perspectiva respecto a cómo comprende un perro y cómo se relaciona con el humano. Aprenderá a entender las señales.

Las oraciones o frases muy largas también les resultan confusas.

Ellos no tienen la capacidad de entender del ser humano. Los perros prefieren y entienden mucho mejor, palabras cortas, concisas y concretas. Tanto para decirle palabras cariñosas, como para darle órdenes. Les resultará mucho más cómodo interactuar con su amo, o con la persona que lo entrena.

Tampoco les gusta que les toquen la cabeza.

Es un gesto cariñoso dentro de la comunicación humana, pero uno de intimidación entre los perros. Si el perro tiene poco tiempo conociéndolo, lo más probable es que no le guste nada que le toque la cabeza. Sin embargo, también es posible que sea una incomodidad pasajera, con el tiempo comprenderá que esa es una forma de comunicación. Sin duda, después lo aceptará.

Enfrentarles directamente a sus miedos

Es posible que le creen traumas a su mascota de por vida. El miedo al agua, es uno de los más comunes en los perros. No lo lance a una piscina o fuente para obligarle a nadar. No es la mejor forma para que supere el miedo. Al contrario puede perderle confianza y pensar que lo ha traicionado obligándole a hacer algo que no le gusta y le aterroriza.

Por supuesto, es necesario que los perros superen sus miedos. A los ruidos fuertes, al agua, a estar solos, a los coches y muchos más. Pero hay que ayudarles con ciertas nociones de adiestramiento y entrenamiento. No sea brusco, así no aprenderán.

Que les toquen la nariz ni las almohadillas.

Ellos se acostumbran con el tiempo a que les acaricie las patas y rascarles entre las almohadillas. Pero también es posible que les hagas cosquillas y que nunca les llegue a gustar. Es una de las partes más sensibles del perro.

La nariz es muy importante para los perros. Su olfato es muy potente y útil, no les resulta nada agradable, que se la toque. Lo más probable es que no les guste nunca.

El miedo a quedarse solo es uno de los más comunes.

Tanto para los cachorros como los adultos. En especial si se dejan solos y en lugares reducidos, donde tengan poco espacio para ejercitarse y hacer sus necesidades.

¿Sufre su perro del Síndrome de Ansiedad por Separación?

No poder interactuar con nadie es para ellos angustioso y aburrido y es posible que para saciar esa ansiedad desordene la casa y hagan destrozos. Lo más probable es que sufran el síndrome de ansiedad por separación. Esto les hace cambiar de actitud, rompen objetos personales del dueño o del hogar tales como sofás, alfombras o calzado. No les gusta quedarse solos demasiado tiempo.

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